(Fragmento del Ensayo "Toluca es el Tema", ganador del Premio Municipal de la Juventud 2014)
Por: Iván Valdés.
Retomando
la mala planeación de una ciudad que nunca imaginó rebasar tanto sus límites,
la “Bombonera” en algún momento construida a las afueras de la ciudad, se convirtió
en el estadio más absorbido por la mancha urbana de todo México, apenas a unas
cuadras del centro de la ciudad. Hoy en día es un recinto pequeño, incómodo,
sin estacionamiento, que enloquece a toda la ciudad, es acaso yo diría, íntimo.
Los foráneos no lo comprenden, no les gusta, en breve siempre sugieren
demolerlo, hacer uno nuevo, uno mejor uno más moderno (lo cual se consumó magistralmente en 2017, año de su centenario).
De algún modo todos los aficionados al Toluca lo deseamos también, pero siempre
surge el remordimiento de la nostalgia, y es que ¿cómo se transfiere la gloria
entre edificios de cemento? ¿Quién demolió el Coliseo romano? ¿Un estadio más
moderno más cómodo, más actual? Sí claro, pero cómo, dónde. Este equipo nunca
imaginó a ser tan grande como es hoy en día.
Entre
aficionados al futbol hay mucho de bravuconería y falacias. A veces el fútbol parece
el lenguaje de los necios. ¡Mi equipo es
el mejor! ¡Mi equipo es el más grande! ningún argumento racional compite
cuando estos dogmas entran en juego. Los medios de comunicación abonan a la
falta de objetividad, el negocio es la polémica, no el acuerdo.
Soy un humilde y orgulloso aficionado del Toluca. Seré muy puntual al respecto. Cuando el debate ha llevado a la diatriba sobre si Toluca es un equipo grande, escucho atento todos los argumentos que lo reniegan, siempre son los mismos: ciudad pequeña, poca afición, estadio viejo (lo cual se superó magistralmente en 2017, año de su centenario), torneos cortos. Tienen razón. El Toluca es un equipo regional, acaso de una sola ciudad.
Soy un humilde y orgulloso aficionado del Toluca. Seré muy puntual al respecto. Cuando el debate ha llevado a la diatriba sobre si Toluca es un equipo grande, escucho atento todos los argumentos que lo reniegan, siempre son los mismos: ciudad pequeña, poca afición, estadio viejo (lo cual se superó magistralmente en 2017, año de su centenario), torneos cortos. Tienen razón. El Toluca es un equipo regional, acaso de una sola ciudad.
Los llamados equipos “grandes” son
equipos nacionales con nombres enormes (así lo dicta el marketing): América,
Universidad Nacional, Cruz Azul, acaso el Guadalajara es el único que alude a
una ciudad específica, aunque ampara los sentimientos nacionalistas de todo el
país; todos tienen grandes capitales económicos y acaparan las portadas de
diarios y revistas deportivas, venden más. Tienen en correspondencia aficiones
voluminosas. En las encuestas Mitofsky, sobre afición en México al futbol, el Toluca ha
ocupado “marginalmente” entre la quinta y la novena plaza en cuanto a afición
se refiere en los últimos 10 años (2008-2017)
Sin
embargo, por la misma razón, los aficionados al Toluca somos los más ganadores
de todos, me explico: si los
logros o campeonatos de un equipo fueran compartidos, literalmente compartidos, con su
afición, los 12 campeonatos del América, los 11 de Chivas, 8 de Cruz Azul y 7
de la Universidad, serían poca cosa repartidos entre sus millones de aficionados de todo el
país. Pero nuestras 10 copas, las del Toluca, se reparten entre el número íntimo de sus
aficionados y, así, nos tocan más campeonatos por aficionado (campeonatos per cápita dijeran los economistas), y eso me conforta enormidades, más aún ante las grandes vociferaciones mediáticas que
siguen hablando de las viejas glorias de los otros equipos. A mis años, he visto 7 veces campeón al
equipo chico de mi pueblo, ni más ni menos, cuando quienes le dicen chico solo han visto campeón a su equipo 2 o 3 veces como máximo. !Siete veces campeón! ¿quién puede decir algo semejante? !Ah, sí! sólo mi padre que lo vio campeón 10 veces. Sobre mi afición no diré
más nada al respecto.
Como
último punto respecto al plano deportivo tengo que hacer referencia a un
triunfo toluqueño sin precedentes: la crónica deportiva. Si bien Juan Dosal fue
uno de los pioneros en cuanto a comunicadores deportivos toluqueños, Christian
Martinolli, se ha encumbrado en la cima de la narración deportiva del país,
reconocido aún a nivel internacional por su estilo y crítica sagaz hacia los
deportistas, acabando en 2013 con el imperio de Enrique “Perro” Bermúdez
construido a lo largo de 20 años en la década de los noventa y la primera del
s. XXI, es sin duda el toluqueño con más apariciones y picos de rating en la
televisión nacional al día de hoy (En la actualización de este texto no quiero dejar fuera el reconocimiento al cronista y narrador Juan Carlos Cartagena, como digno representante de las nuevas generaciones de periodistas deportivos de corazón rojo y profesionalismo verde y oro).
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